domingo, 26 de septiembre de 2010

encuentro poetero en una novena prosáica

desde el debastado parque,
otrora bosque tehuacanero.

me senté a escuchar
la historia del bolero
y de paso,
que limpiara mis zapatos.
a mi lado
sentado tambien
en la misma banca
un blanco poeta rimero
en silencio cabilaba.

Después de unos buenos dias
¿como está?
¿en que la rola?
en menos de lo que
escribo estas líneas
ya me habia embutido
casi sin darme cuenta
unos audifonos conectados
a su reproductor de cedes.

Pues !espere y escuche!
a esto es a lo que me dedico
esto es lo que ocupa mi tiempo
activo y de ocio
soy poeta
soy trovador
declamo mis poemas
los escribo y los vendo
a esto me dedico yo

Y sin preambulo alguno
la voz baja del vate libre
inicio su divertimento:
que tus labios no se cansen de besarme
y jamás tus ojos de mirarme
ni tus manos mi piel acariciarme

y si eso sucediera, mi vida se acabaría

siguió asi por un rato
hasta terminar su ensimismamiento.

Le compré su cd
me levanté y me fui.
después de unos días
un domingo por la mañana
me senté frente a la computadora
y me puse a escuchar
la melosa rima
rima enamorada
del meditabundo poeta

Se llama poeta de verso libre
cacofónico obviamente
relatando recuerdos,
sueños e ilusiones amorosas
en golosas rimas
endulzadas por lo que
nunca fue
pero que ahora
idealiza como realidad

vivan todos estos vates libres
que bien hacen en rimar
ilusas realidades
en vez de estar
prosando envidias y odios
que pagan mejor
que sigan todos ellos
versando suavidades
y amando el rimar.

jolaygo

domingo, 5 de septiembre de 2010

Como hacer un poema Dadaísta

Territorios de la voluntad


Coja un periódico.
Coja unas tijeras.
Escoja en el periódico un artículo de la
longitud que cuenta darle a su poema.
Recorte en seguida con cuidado cada una de
las palabras que forman el artículo y métalas
en una bolsa.
Agítela suavemente.
Ahora saque cada recorte uno tras otro.
Copie concienzudamente
en el orden en que hayan salido de la bolsa.
El poema se parecerá a usted.
Y es usted un escritor infinitamente original
y de una sensibilidad hechizante, aunque
incomprendida del vulgo.

Tristan Tzara